rio de casi 100 kilos de peso y llamando a
            
            
              todas las puertas posibles.
            
            
              Esto es duro.
            
            
              —
            
            
              Sí, lo es. Ten en cuenta que en el año
            
            
              1992 yo tenía 55 años, una edad en la que
            
            
              mucha gente está pensando en la jubila-
            
            
              ción.
            
            
              Por lo tanto, ahora tienes 76 años.
            
            
              Estarás orgulloso de lo que has con-
            
            
              seguido.
            
            
              —
            
            
              Claro, pero no quiero engañarme,
            
            
              nada de esto se hubiera logrado sin tener
            
            
              una idea firme de filosofía de empresa, ni
            
            
              de haberme rodeado, más por suerte que
            
            
              por inteligencia, de un equipo excepcio-
            
            
              nal. Mi hija Mónica, y el actual director co-
            
            
              mercial, que empezó como vendedor en
            
            
              Ribbon Line, Federico Rigau, llevan 20
            
            
              años conmigo. Otros como la actual direc-
            
            
              tora financiera, Montse Sampedrano, 18
            
            
              años y varios de los staffs entre 15 y 12
            
            
              años. También debo citar, y muy especial-
            
            
              mente, a mi mujer, Rosa María, que en los
            
            
              primeros años, cuando las condiciones de
            
            
              pago a Mokuba eran durísimas —carta de
            
            
              crédito irrevocable a la vista— no dudó en
            
            
              avalar todas las operaciones.
            
            
              Me decías que gracias también a tu
            
            
              filosofía de la empresa.
            
            
              —
            
            
              Sí, y es muy simple. Primera norma: al
            
            
              cliente hay que dárselo todo muy fácil. Se-
            
            
              gunda norma: hay que mantener al cliente
            
            
              informado sobre las fechas de envío de sus
            
            
              pedidos y cumplirlas escrupulosamente
            
            
              sin un solo fallo. Tercera norma: los com-
            
            
              promisos de pago a los proveedores son
            
            
              sagrados.
            
            
              Explícate.
            
            
              —
            
            
              Desde el primer día, corresponde-
            
            
              mos a los clientes en su propio idioma, así
            
            
              que nuestro Departamento comercial
            
            
              puede dirigirse a los clientes españoles en
            
            
              castellano y catalán; a los de Alemania y
            
            
              Austria, en alemán; a los italianos, en italia-
            
            
              no; a los belgas, en francés; a los portugue-
            
            
              ses, en portugués; y a los ingleses, en
            
            
              inglés. Este idioma se emplea también pa-
            
            
              ra el resto de mercados europeos como
            
            
              lengua franca. Si, como esperamos, el mer-
            
            
              cado ruso fuera a más, no dudaríamos en
            
            
              incorporar a nuestro equipo esta lengua.
            
            
              Además, siendo Italia nuestro mayor mer-
            
            
              cado de ventas, todos nuestros emplea-
            
            
              dos, desde la telefonista hasta el jefe de al-
            
            
              macén, han recibido cursos de italiano
            
            
              subvencionados por la empresa. Hasta
            
            
              que el euro empezó a funcionar como mo-
            
            
              neda única, nuestras listas de precios se
            
            
              cotizaban en todas las monedas europeas.
            
            
              Lo del euro fue realmente un descanso.
            
            
              Todos nuestros precios se cotizan en con-
            
            
              diciones CIP —de puerta a puerta— y usa-
            
            
              mos los servicios de «Courier» para su
            
            
              envío. La moda, como las naranjas, es un
            
            
              producto perecedero que el cliente debe
            
            
              recibir antes de que se «pasen». Todos los
            
            
              pedidos se confirman a los dos días de la
            
            
              recepción de los mismos, y debo decirte,
            
            
              ahora sí que con mucho orgullo, que nun-
            
            
              ca hemos rebasado la fecha de envío con-
            
            
              firmada, y calculo que hacemos unos
            
            
              10.000 envíos anuales, que en 20 años re-
            
            
              presentan 200.000 expediciones sin fallos.
            
            
              Referente a los pagos a proveedores, y
            
            
              concretamente a nuestro proveedor ac-
            
            
              tual la firma Mokuba, después de tres años
            
            
              de pagar sus facturas por carta de crédito
            
            
              irrevocable a la vista, y en una de las visitas
            
            
              anuales que suelo hacer a Tokio, el Sr.Wa-
            
            
              tanabe, sin yo pedírselo, me dijo unas pa-
            
            
              labras de las que no se olvidan fácilmente:
            
            
              «En 1992 usted me habló de la seriedad de
            
            
              los catalanes, y me lo ha demostrado. La
            
            
              confianza que puse en usted y su organiza-
            
            
              ción está confirmada; por lo tanto a partir de
            
            
              ahora le autorizo a pagar las facturas de
            
            
              Mokuba en open account y a un plazo no su-
            
            
              perior a 90 días, además si a usted le parece
            
            
              bien, voy a romper el contrato que firmamos
            
            
              ya que a mí me basta su palabra, si a usted le
            
            
              basta la mía».
            
            
              Querida Olga, explica esto a
            
            
              cualquier japonés, y te darás cuenta de la
            
            
              enorme importancia que tiene.
            
            
              Lo creo, pero también estaría funda-
            
            
              mentado en la cantidad de pedidos
            
            
              que Mokuba recibía de Ribbon Line
            
            
              y el número de clientes nuevos que
            
            
              aportaba.
            
            
              —
            
            
              Posiblemente, ya que recibimos y re-
            
            
              mitimos a Japón unos 5.000 pedidos al
            
            
              año, aproximadamente 22 pedidos por día
            
            
              laborable, pero estarás conmigo en que
            
            
              hay frases que te calan hondo.
            
            
              Háblame de la crisis.
            
            
              —
            
            
              Trabajar, trabajar, y trabajar. Buscar
            
            
              45
            
            
              
                TEXTIL EXPRES
              
            
            
              
                -
              
            
            
              
                SUPLEMENTO /
              
            
            
              
                EXTRA 200
              
            
            
              
                - MARZO-ABRIL 2012