MARKET VISION - REVISTA 242
a un convite quedan extrañamente impedidos (psicológicamente, pues- to que no hay razón para ello) a abandonar el salón del anfitrión. Esa atmósfera irreal y opresiva también ha contaminado el «yo me quedo en casa». Por comparar con el símil bélico de otro artículo de este número, es como si en una guerra atómica aprendiésemos a amar el refugio del sótano , pero echásemos mucho de menos el sol y la luna, las verdes praderas y el aire libre. Ciertamente, esto no ha sido una guerra . Y además hay una gran va- riedad de sensaciones. La experien- cia del confinamiento no ha sido la misma para quien vive en una cha- lecito de urbanización de extrarra- dio (o en un pueblo), o en un ático con terraza y vistas en la ciudad, que la de quien habita un piso de 40 m2, interior, con la única venta- na en lavabo a un patio «de luces» que quizá sólo tiene carácter técnico para la conducción de cañerías. Muchos de los primeros han pa- sado el confinamiento casi felices , como si estuvieran en unas vacacio- nes inesperadas, aplaudiendo al ca- er la noche para ovacionar a la clase médica (pero en buena medida aplaudiéndose a sí mismos, como «mira qué bravos somos»), ponien- do música en torres-altavoz, hacien- do más gimnasia que en tiempos co- tidianos, preparando postres origina- les y saliendo a pasear el perro de vez en cuando. En cambio, los segundos han vi- vido un confinamiento triste , como el del prisionero del castillo de If (en «El Conde de Montecristo»). Por tanto, hemos redescubierto el hogar y ése es un cambio . Pero también se aprecia una mayor ansia de salir de él, al exterior, y de vivir la vida al aire libre. Esto último ha podido verse con claridad al abrirse el confinamien- to y comenzar el verano , con las ganas de fiesta... incluso hasta ex- tremos imprudentes que han influi- do en la reaparición de la pandemia («los rebrotes»). Por ello, cabe la po- sibilidad de que, en cuanto se pierda el temor al coronavirus (cosa que no sucederá de forma generalizada hasta que exista una vacuna), vea- mos una explosión de salidas al ex- terior, lo que abriría un fuerte poten- cial al sector del «outdoor». «Fue- ra-de-casa» = libertad. Por cierto, también ahí existe po- tencial para los bienes tecnológi- cos de consumo : cámaras de ac- ción, auriculares para deporte, wea- rables diversos, naturalmente smartphones en su calidad de todo- en-uno... Y otros productos que no han sido típicos del electrodoméstico pero que algunos especialistas ya in- troducen, en la línea de ampliar ofer- ta a toda clase de bazar. De todos modos, que hemos re- descubierto el hogar es indudable . Ya sea para pasar más tiempo en él. O ya como conciencia de que, de ca- ra a otros imprevistos, es convenien- te tenerlo bien acogedor. Mira lo que hemos descubierto (o redescubierto) al quedarnos en casa. ¡ Muchos habíamos des- cuidado durante años la vivienda ! Y hemos descubierto así, con sor- presa, durante estos días, que el fri- gorífico no enfriaba lo suficiente, que la red wifi cojeaba (poco caudal, in- terrupciones), que nuestro ordena- dor portátil iba con Windows Vista (o XP... espero que no haya todavía por ahí Windows 95), y cosas simila- res. Muchos hemos descubierto igualmente que el horno servía para algo más que para guardar sartenes, pero hemos tenido que aprender o recordar cómo funciona. Y hemos visto guardados distintos cachiva- ches de los que habíamos perdido la memoria, pequeños electrodomésti- cos que alguien nos regaló y nunca habíamos utilizado, ocultos en el trastero. Esos descubrimientos nos han hecho felices, endulzando (a veces literalmente, con deliciosos pasteles) nuestro «quédate-en-casa». Tam- bién, en ocasiones, nos han espole- ado a actualizar los productos , que ya eran antiguos . O simplemente los hemos adquirido nuevos por- que sí, es decir, porque nos ape- tecía . Todos los estudios realizados, en- tre los que destacan los de la consul- tora GfK, muestran que algunas fa- milias de Pae se han visto muy be- neficiadas , con fuertes aumentos de demanda. Las panificadoras y los aparatos de preparación culinaria son un ejemplo. El cuidado perso- nal , también, pero esto por una razón obvia: peluquerías y salones de belleza estuvieron cerrados. Si no habías ido a «la pelu» el viernes an- terior al estado de alarma, pronto tendrías un problema. El próximo es- tado de alarma, que te coja bien arreglado/a. Pero también aquellos que ayudan a estar en forma y cui- dan de tu salud . Otros pequeños electrodomésti- cos han conocido también una reva- lorización en el ánimo de los consu- midores. Por ejemplo, los de limpie- za doméstica . El vapor ha ganado puntos, porque el usuario ya no quiere sólo limpiar sino higienizar . Si pudiera desinfectar la casa con lejía (sin deteriorar muebles, textiles ni pinturas, y sin llenar la vivienda de emanaciones tóxicas e irritantes), lo haría. En su defecto, el vapor aporta una buena solución. No está claro cuál es el papel del entretenimiento . Se han vendido te- levisores , pero no ha habido una ex- plosión de consumo. Quizás el par- que de producto estaba demasiado nuevo. Además, el confinamiento llegó pronto con respecto a los programas de campaña : las gran- des marcas acaban de iniciar el proceso de comunicación orienta- do a la Eurocopa de fútbol y los JJOO , cuando el confinamiento llegó... al tiempo que se anunciaba que no habría ni Eurocopa ni JJOO este año , pues se trasladaban al año próximo. Además, la cadena de suministro estaba rota , puesto que la mayoría de los televisores vienen de Asia. En ese sentido, decir que, apa- 19 MARKET VISION - REVISTA / 242 - I - 2020
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